Sharecropper’s family, Hale County, Alabama, 1935. Walker Evans
Floyd Burroughs, cotton sharecropper, 1936.
Charles and his father Floyd Burroughs, 1936.
Allie Mae Burroughs, 1936.
Bud and Williams Fields, Hale County, Alabama, 1936.
Floyd Burroughs and his daughter, 1936.
A Child's Grave, Hale County, Alabama, 1936.
Fueron enviados alli por una revista de Nueva York (Fortune) para realizar un artículo sobre los arrendatarios del algodón que mostrase en forma de documento fotográfico y verbal, la vida y ambiente cotidiano de una familia de granjeros de raza blanca.
El artículo no fue publicado en la revista Fortune.
En 1938 intentaron publicarlo en forma de libro pero tampoco lo consiguieron.
Finalmente en 1941 consiguieron una editorial que se lo publicase.
Se trata de un libro modélico en su concepción.
En primer lugar aparecen 61 fotografías de Walker Evans, pertenecientes a las tres familias con las que convivieron. Todas las fotografías figuran al comienzo del libro.
A continuación van las descripciones y relatos de James Agee.
Cada una de las partes tiene entidad por sí misma, ninguna de ellas necesita apoyarse en la otra. Es un trabajo conjunto pero claramente diferenciado.
Pero en ambos casos la mirada de los autores tiene mucho en común, se trata de una mirada de frontal, cercana, respetuosa, amorosa, minuciosa, sin adornos.
Muestran a los personajes y sus estancias de forma digna.
Ambas miradas reflejan las vidas, contornos y lugares donde aquellas familias vivían.
Aunque cada autor es independiente en su trabajo, el resultado del libro tiene una unidad completa. Un trabajo que ha merecido y merecerá múltiples estudios, como ejemplo de un trabajo en colaboración, con un resultado magnífico.
“Me parece curioso, por no decir obsceno y absolutamente aterrador, que una asociación de seres humanos reunidos por la necesidad, el azar y el provecho en una compañía, un órgano del periodismo, se le ocurriera hurgar íntimamente en las vidas de un grupo de seres humanos indefensos y lastimosamente perjudicados, una familia del campo, ignorante y desvalida, con el propósito de exhibir la desnudez, desventaja y humillación de estas vidas ante otro grupo de seres humanos, en nombre de la ciencia, del periodismo “honesto” (cualquiera que pueda ser el significado de esta paradoja), de la humanidad, de la osadía social, por dinero, y por la fama de hacer cruzadas y ser de una imparcialidad que, manejada con suficiente habilidad, es intercambiable en cualquier banco por dinero (y en política por votos [...]) y que esta gente pudiera ser capaz de contemplar esta perspectiva sin la menor duda sobre su cualificación para hacer un trabajo “honesto” y con una conciencia más que limpia y la virtual certeza de una aprobación pública casi unánime”
Texto de James Agee al inicio del libro.
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